sábado, 4 de abril de 2015

Yo, en carne viva.

Quinto día de abril, de un caótico 2015.

Querido A,

Hace tiempo que no te escribo y la razón de ello es un Caos de acontecimientos y emociones que va más allá de lo que jamás pueda explicar. Pero hoy, A, hoy es tu día de suerte. ¿Qué por qué? Pues porque hoy voy a conseguir escribirte mostrándome tal y como soy, sin esconderme entre líneas.
   No sé por dónde empezar. Una historia siempre tiene un principio pero yo no consigo hallar el momento justo en el que las noches comenzaron a hacerse eternas, las lágrimas el peor de los huracanes y los Demonios a instalarse en mi ser. Creo que siempre fui así solo que hubo un momento en el que no sabía lo que se me venía encima y hasta trataba de esquivarlo con todas mis fuerzas.
   Lo cierto es, A, que a veces la inocencia y la ignorancia proporcionan felicidad y, aún sabiéndolo, siempre escogería la sabiduría y me quitaría una y otra vez esa venda que llevamos en los ojos cuando nacemos y vamos perdiendo a medida que crecemos (bueno, también depende de la persona).
   Desde que tengo uso de razón recuerdo querer aprender, conocer y descubrir y, si fuera por mí, ahora estaría viajando sin parar, explorando y aprendiendo (y escribiendo, claro). Algún día espero poder decir que he logrado grandes cosas, que he conocido, sentido, experimentado y que por fin he conseguido vivir y ser feliz. Aunque, si te soy sincera, todo esto lo veo muy pero que muy difícil.
    A veces me despierto creyendo que puedo con todo, que soy capaz de conseguir todo lo que me proponga, que los demás me dan igual porque solo me proporcionan un sufrimiento innecesario. Otras veces (la mayoría, por desgracia) siento que me doy de bruces con la realidad y que me voy a quedar sola y estancada en el pozo de siempre, observando cómo se valora más a una persona que coincide con la opinión de la mayoría y cómo si llegas teniendo otros valores, otras creencias, te dicen lo decepcionados que están contigo (o te dan de lado, o hablan mal de ti).
   Es increíble, A, increíble que podamos seguir con nuestras vidas cuando muchas cosas y personas se contradicen. Las mismas personas que me dijeron que lo diferente es bonito y respetable, y que cada uno es único, son las que ahora al tener yo otra perspectiva distinta a la suya, me dicen que no se esperaban eso de mí, me regañan y critican.
   También me sorprende lo poco que se molestan muchos en conocer realmente a una persona, lo mucho que nos dejamos mover todos (aunque sea sin querer, y en esto también me incluyo, porque a mí también me pasó y probablemente me pase alguna otra vez) por lo que dice u opina la mayoría.
¿Por qué lo que dicen tres vale más que lo que dice uno? ¿Por qué al ser más joven no te dan voz para expresarte ante personas más mayores?
   También me han dicho que soy una egoísta por ser insegura, que nadie va a estar pendiente de mí, y luego esa misma persona me critica cuando no se ha molestado en conocerme, ni en saber de dónde surge esa baja autoestima.
   Me hace gracia cuando me dicen que están ahí para ayudarme cuando lo único que les interesa es quedar bien, y sé que, si muriera hoy o mañana en el fondo daría igual, porque todo se supera.
   He dicho previamente que hoy me voy a abrir en canal para mostrarme tal y como soy, así que seré sincera: Muchas veces pienso en la muerte y todo lo que ello conlleva, y algunas de esas veces me ha parecido una vía de escape viable. Luego siempre lo pienso mejor y me echo atrás, y me da igual si pensar todo esto es algo valiente o cobarde, si estoy loca o lo que sea. A lo que quería llegar con esto, A, no es a decirte "mi vida es una mierda, qué sola estoy, qué asco". Quiero explicar por qué sigo aquí.
   Sigo viva porque sigo teniendo Esperanza y creo con toda mi alma que, en cuanto pierda esa pizca de Esperanza, será cuando muera.
   Quiero esforzarme para conseguir que lleguen días mejores, y estoy intentando ponerle solución a todo lo que me atormenta. ¿Qué por qué todavía no he conseguido que todo ello desaparezca? Pues porque yo sola no puedo, por desgracia no puedo hacerlo todo yo, no puedo solucionar mis propios problemas, y de quien dependo solo se preocupa por sí mismo, lo cual añade otro enorme peso a mis hombros.
   Tampoco le puedo insistir porque no tengo confianza con él, y al ser tan tímida e insegura como soy, no me atrevo. Me da miedo. Lo siento.
   No sé cómo acabaré, A, pero solo espero que nada pueda ir peor, que todo mejore.
Espero aferrada a la poquita Esperanza que me queda, y el que espera desespera.

Si te vuelvo a escribir, no he muerto.

(Mantén la Esperanza.)

Atentamente: L.














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