domingo, 1 de febrero de 2015

¡Malditos jóvenes!

Malditos jóvenes. ¡Se creen que saben de la vida! Por favor...
-S'il vous plait! -les grito. La pareja que está junto a mí, me mira extrañada y dejan de hablar.
Ojalá se cosan la boca y se callen.
Este país parece una broma pesada constante que nunca llega a su fin... Realmente insoportable.
Quiero que anuncien ya mi parada para bajarme de este tren infernal y dejar de tener el culo tan caliente por el asiento; quiero ver a Raquel, mi hija, ya mismo.
-Ma fille, ma fille... -murmuro. Los jóvenes vuelven a mirarme extrañados y me abstengo de gritarles otra vez.
Una voz incomprensible dice algo por el altavoz y resuena por todo el vagón. ¡El servicio es indecente! En Francia, las voces se dejan entender, ¡por favor! Voy a mandar unas cuantas quejas a esta línea, seguro que resulta constructivo para estos españoles...
El viaje sigue pasando, los jóvenes se van y viene otro par, muy parecidos y muy diferentes a los anteriores.
-Ma puce, ma vie... -sigo murmurando. ¿Cómo es posible que tardemos tanto en llegar?
Las paradas se difuminan ante mí, las puertas se abren y se cierran tantas veces que, sin darme cuenta, estamos en el final de la línea y unos señores me obligan a moverme, me levantan de mi asiento y me sacan al andén a la fuerza.
-Singes, maudits singes!! -les grito, retorciéndome.
Sinceramente, no sé dónde me han hecho acabar.
-Chico... -me acerco a un chico sin arrugas en la cara-, ¿en dónde estamos? -pregunto.
Mantenemos una conversación sobre sitios de la zona, yo intento pronunciar los nombres que les debió poner un joven ágil en la palabra y mi interlocutor trata de descifrar a lo que me refiero hasta que consigue hacerme entender en dónde estamos y dónde está la parada en la que debí haberme bajado.
-Está en la otra punta de la ciudad, señora.
¿¡EN LA OTRA PUNTA DE LA CIUDAD!?
¿Voy a tener que aguantar más jóvenes? ¿De nuevo?
¡Es la última vez que pienso hablar con muchachos! ¡Y la última que vuelvo a este sitio! ¡Malditos jóvenes! Raquel debería empezar a venir a verme, que ya es mayorcita.

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