domingo, 1 de febrero de 2015

Ella. (Parte I)


Sergio solía mirarla desde las sombras. ¿Cómo no se iba a quedar embobado? Era rara. Muy rara.

Su cabello, rubio pero con rastros de verde oscuro en él, contrastaba con su atuendo totalmente negro. Ella siempre iba con alguna falda larga y su bolso lleno de parches a todas partes. Ella siempre parecía tener prisa.
Era fácil encontrarla en el pequeño bosque que se encontraba tras el instituto. ¿Por qué allí? Fácil, a ella le gustaban los sitios sombríos, y allí los árboles no dejaban demasiado paso al Sol. Le gustaba sentarse sobre el césped a leer algo de Nietzsche y comer frambuesas. Ella siempre comía frambuesas.
Cuando no la encontraba en el bosque, Sergio sabía dónde encontrarla: en el taller, dibujando en el aire con sus dedos y haciendo hermosas grullas de papel.
La gente solía pensar que estaba loca, pero a él le gustaba verla hacer eso.
Ella siempre sonreía, pero sonreía con malicia y crueldad, porque así era ella. Fría y cruel.
Por eso él nunca se atrevió a cruzar una sola palabra con ella.

Sergio solía mirarla desde las sombras. ¿Cómo no se iba a quedar embobado? Era Mila.

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