domingo, 18 de enero de 2015

Cafés, cigarros y sonrisas.

"Una sonrisa amarga, una sonrisa de aquellos que les jode revivir ciertos recuerdos."

Mi café ya se había enfriado hacia tiempo. Estaba ahí, inerte; hacia mucho tiempo que no salía humo de él, hacía tiempo que ni el azúcar lograba endulzarlo. 
Mi cigarro seguí consumiéndose, llevaba tiempo así. Sus caladas ya no tenían efecto en mi, solo hacían que mi interior fuera ardiendo poco a poco.
Mi sonrisa...ay mi sonrisa. Mi sonrisa llevaba meses sin ser la misma. Era una sonrisa vacía, triste; una sonrisa amarga, una sonrisa de aquellos que les jode revivir ciertos recuerdos. Y más que recuerdos eran todos los golpes que me había llevado y que no cicatrizaban y, joder, cómo dolían.

Pero, de repente, cuando menos lo esperaba y cuando más lo necesitaba (que es como llegan las cosas buenas en la vida) apareció.
Con un café caliente, humeante y dulce en sus mano derecha, un cigarro de una marca desconocida en la izquierda y una sonrisa en su cara que me destrozó y me reconstruyó en cuestión de segundos.

Fue como esas estrellas fugaces que pasan una sola vez en esa noche que crees que tu vida ya no da para más y te sirven como esperanza, como cuando abres por primera vez tu libro preferido y algo en él te conquista solo con leer su título, como cuando comes tu comida preferida en un día que desearías vivir enterrada entre tus sabanas o como cuando un desconocido te sonríe por la calle y tú estás tratando de contener las lágrimas. Fue como sentir que todo lo roto en mi interior se juntaba a a velocidad de la luz solo con su presencia.

Bel, @burninglow_.

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